Jodó, os tengo abandonados, no os he contado nada de mi escapadilla por la Sierra den Galceran …
La verdad es que fue un bluf. Empezó bien, saludando a uno que corre por nuestra Zona Zero en Bilbao y al que seguro que algunos conocéis, un chaval, aunque me dijo que ya era categoría de veteranos, muy simpático, que siempre que me lo encuentro me saluda, a pesar de que solo nos conocemos de cruzarnos corriendo. Charlamos un rato y cada uno sigue a su calentamiento.
La salida es escopetada con 2 kms justos cuesta abajo a toda leche hasta empezar a zigzaguear una subida de casi un km que va poniéndonos en nuestro lugar. Los siguientes kms son llevaderos, se pueden correr bastante bien y con un paisaje que merece la pena observar, incluso al pasar por un sendero con una pared a la derecha donde se practica la escalada, y un pequeño precipicio a la izquierda que abre el horizonte a los montes del otro lado del valle.
Son los kms 7, 8 y 9 que pueden ser muy rápidos, al ser en descenso y entre zonas arboladas escalonadas que marcan el sendero. Cuando llegamos al 2º avituallamiento ya estamos en mitad de carrera por la distancia, que no por el tiempo, ya que toca subir durante 2 kms, con el agravante de que es una ascensión sobre piedras sueltas que provocan resbalones y pequeños corrimientos que obligan a poner cuidado y atención. Vamos en fila india, son pocos los lugares en los que se puede adelantar, así que hay que seguir el ritmo del que va primero o apartarte para que pasen otros, lo que hace perder ritmo, tiempo e incluso equilibrio.
Los kms 12, 13 y 14 deberían ser cómodos en comparación con los anteriores, pero es aquí donde me da el bajón. Simplemente no me acompaña la cabeza, me quedo vacio y empiezo a andar más de la pensado llegando a perder solo en estos 3 kms más de 7’ respecto al año pasado. Ya no levantaría cabeza y a pesar de que los 4 kms que quedan son un sendero en su mayoría en descenso, voy muy despacio y me van pasando todos los y las que había dejado atrás en los kms anteriores. Voy cascadísimo y encima han alargado el recorrido de 16,870 a 18,410 al hacernos dar una vuelta por una zona con el pueblo siempre a la vista que me supone una tortura y una tentación de colarme por cualquier sitio y acabar de una vez. Pero cumplo el recorrido y vuelve a pasar lo que tanto me desagrada de algunas carreras: La entrada al pueblo es por donde salen andando los que ya han llegado, con lo que los 300 mts finales están llenos de gente andando en distintas direcciones, otros parados hablando, despistados mirando por donde salir, grupos que reducen la vía a un estrecho paso, vamos, que como ellos ya han acabado no hacen ni fruto caso a los que aún estamos llegando, obstruyendo la calle y sin respetar el esfuerzo final de los que aún están en carrera. Esto siempre me ha parecido un gran fallo de la organización y una falta de respeto por parte de algunos. Suele pasar algo parecido en el Bajo Pas y en alguna que otra.
Y claro, cuando llego ya no hay camiseta de mi talla, este año me parecía chula y me dan una del año pasado con una bolsa de esas para zapatillas. Al menos algo me llevo. Menos mal que agua sí queda y también cerveza y alguna que otra bebida, además de una especie de empanadilla que tiene muy buen pinta, pero que en mi estado solo de verla me echa para atrás.
Cuando voy para el coche, me encuentro con el nuevo veterano que os he comentado al principio, ya vestido y un poco con la muñeca izquierda dolorida por una caída (no me extraña, lo raro es que no me haya caído yo) y me comenta que está esperando porque igual a pillado algo en veteranos, ya que ha entrado 6º y cree que solo ha habido un veterano por delante de él. Al menos ha dejado bien alto el pabellón de Bilbao. Voy a buscar el nombre y si localizo una foto os la pongo, ya veréis como le conocéis alguno.
Y esto es todo lo que puedo contar de ese día. Bueno, y también que a la vuelta vomité un par de veces o tres, que estuve hasta unas 3 horas después hecho polvo, menos mal que me tumbé un rato y se me pasó, que en cuanto me recuperé me bebí 5 cervezas (sin alcohol, por supositorio), que a la vuelta en la N-340 de Valencia a Barcelona en una zona que no pienso desvelar había junto a la carretera unas pilindinguis alucinantes, de las que manda Gaur por email, haciendo como que tomaban el sol a la espera de que alguien les diera crema, que el crono lo paré 35’ más tarde que el año pasado y que juré no volver a esa carrera. Ya veremos el año que viene.
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